Es común que las personas tengamos la percepción que el
dinero no alcanza, sin importar los ingresos que tengamos o el tam
año de
nuestra chequera.
Sabemos que los recursos son escasos y que cuando logramos
satisfacer ciertas necesidades y deseos entonces queremos más, es parte de la
naturaleza humana y está bien.
¿Qué significa ser rico? Algunos pensarán en Carlos Slim,
otros en Bill Gates y otros quizás en
Amancio Ortega (Zara). Sin duda son solo algunos ejemplos de empresarios
exitosos que aparecen en los primeros lugares de la lista Forbes. Pero para
otras personas tener un millón en la chequera puede ser el parámetro de
riqueza, para otros quizás hasta menos que eso.
Ser rico entonces es relativo y en ese sentido debemos
mantener presente que siempre habrá alguien más que tenga menos que yo y que
verdaderamente la esté pasando mal.
¿A qué voy con esto? Podemos administrar nuestra riqueza
personal y verla diluirse cada día o podemos aumentarla.
Al administrar nuestra riqueza solo nos queda destinar los
recursos disponibles para cumplir los compromisos
financieros adquiridos y para satisfacer nuestras necesidades de manutención.
Pocas personas hacen eso y además toman las medidas
necesarias para aumentarla. ¿Cómo? Ahorrando e invirtiendo. Cada persona puede
(y debiera) apartar por lo menos el 10% de sus ingresos para gastarlos cuando
no tenga forma de obtener un ingreso, por una enfermedad o una discapacidad.
Haciendo esto aprovecharemos el que probablemente sea el
mejor invento de la humanidad: El interés compuesto.
“Roma no se hizo en un día.” Se requirió de constancia y
esfuerzo. Lo mismo pasa con tu parámetro de riqueza, para que lo alcances debes
comenzar ya, mantener el ritmo constante y aumentarlo siempre que sea posible.
El camino hacia la
riqueza depende fundamentalmente de dos palabras: trabajo y ahorro.- Benjamín
Franklin.
Tú decides si quieres administrar tu riqueza, o aumentarla.