lunes, 7 de junio de 2010

Asesor de seguros

Normalmente cuando las personas escuchan a qué me dedico no saben cómo reaccionar, se quedan con una expresión de duda, a veces me preguntan si trabajo para una aseguradora, como empleado; les respondo que no, que estoy en ventas, que soy agente de seguros.

Pero su duda no se disipa, siguen sin comprender cuál es mi trabajo.

Eso es cuando platico con alguien en un contexto no profesional. Cuando platico con alguien de forma profesional, o cuando hago el acercamiento es común que tengan una expresión de: "Ush, ya llegó este de los seguros, a ver qué me quiere vender..."

Estoy consciente de ello y no los culpo cuando hay tantas personas que le dan mala fama a lo que hago porque esto es solo la solución temporal o como tocar fondo para muchos. Nada más lejano de la realidad cuando esto se convierte en una profesión.

¿Tú sabes lo que hace una persona como yo? Quizás lo hayas escuchado pero sería interesante conocer qué tanto sabes realmente.

Comenzaré estableciendo algunas definiciones: ¿Es lo mismo un agente, un vendedor o un asesor?

Sí y no.

Sí, porque cualquiera de los tres tenemos la capacidad de comercializar un producto financiero conocido como seguro.

No, porque un vendedor es eso, lo ves hoy y no más. Un agente es la evolución del vendedor porque conoce más de los productos que está ofreciendo y ciertamente tiene una mayor preparación que el primero y le dará seguimiento en el tiempo a su cliente.

Finalmente un asesor es alguien como yo, quien tiene una preparación y conocimiento sobre los productos que puedo ofrecer para encontrar una solución a la medida de las necesidades del cliente considerando la relación que tiene la cartera de seguros con las demás áreas involucradas en la vida y patrimonio de las personas: fiscal, legal, mercantil. Desde luego, haciendo las actualizaciones necesarias a la cartera de seguros conforme las condiciones lo requieran.

Pues bien, después de las definiciones puedo continuar platicando sobre mí, sobre mi trabajo y sobre mi profesión.
Estamos a mitad del 2010 y valdría la pena hacerse la siguiente pregunta: ¿Por qué razón no tengo el seguro de vida que quiero, ni siquera uno?

¿No tienes dinero? Ni siquiera necesitas tanto, a menos que tengas 60 años y quieras dejar millonaria a tu pareja; pero si para este momento no lo eres, tampoco lo será tu pareja a tu muerte.

¿Sabes cuantas personas tienen un seguro de vida del total de la población de México? Solo el 7%, haz las cuentas...

Razones para no tener un seguro hay muchas pero razones para sí tenerlo hay más. A menos que seas una persona que no tiene nada que perder y que da lo mismo si mueres hoy, mañana, en 4 meses o en 10 años porque no vale nada tu vida, entonces te doy la razón. No necesitas un seguro. Pero como este caso no he conocido a nadie que pueda decirme que su vida no vale nada para nadie.

Yo como tu asesor de seguros te ayudaré a darte cuenta que eres una persona que está viviendo día con día, esforzándose y dando lo mejor de sí para alcanzar ciertos objetivos; que eres una persona para quien representas el anhelo de ser un hijo, un esposo, un padre, un hermano con quien siempre se cuenta, alguien a quien se admira y se ama; alguien por quien la vida se llena de colores y sentimientos; alguien... Que si me lo permite, estaré a su lado para compartir la dicha y bendición de vivir, para acompañarle frente a los momentos difíciles de la vida, en los momentos de la verdad donde se descubre de qué están hechos los hombres y mujeres, en los momentos donde una decisión puede marcar la diferencia en la vida de los demás.

Por esto y muchas cosas más es que me necesitas, porque hay demasiada información formal e informal disponible que más que ayudarnos puede perjudicarnos. Podrás haber escuchado, podrás tener una idea, te habrán dicho alguna vez o dos sobre un caso de seguros pero la realidad es que solo un profesional como yo podrá hablarte de hechos y verdades, no mitos ni leyendas urbanas.

Este soy yo, Eduardo Gómez, tu asesor de seguros.

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