El día de hoy visité a una persona para ofrecerle un seguro de vida. Como es normal en la asesoría que ofrecemos, siempre buscamos la forma de conciliar las necesidades de protección y/o acumulación con sus posibilidades económicas actuales, de forma que no represente una carga.
En fin, después de hacer una propuesta, atractiva creo yo, para una madre soltera de cuarenta años que además ayuda económicamente a sus papás y sin protección alguna; se la presenté y la rechazó con el argumento de que sus deudas económicas eran más importantes que dejar protegidos a su hijo y a sus padres. Supongo que cada quien prioriza según la importancia que tengan las personas o las cosas. A pesar de que el costo anual era insignificante y verdaderamente comparable con una salida de fin de semana si se hacía el pago mensual, no pude persuadirla y hacerle ver la importancia de asegurarse en caso de que falleciera.
Me quedé parte del medio día pensando en su respuesta y solo llegué a otra pregunta: ¿Por qué hay personas que aseguran sus autos pero no sus personas?
Estoy seguro que tampoco el que fue mi vecino de la infancia pensaba que un día regresaría en una silla de ruedas, como le sucedió a sus veintipico años. Es cierto, nadie de nosotros queremos morirnos ni padecer enfermedades o incapacidades, pero ignorarlas no las evita. Son hechos fortuitos en caso de las enfermedades pero es un hecho en caso de la muerte. Desafortunadamente ninguno de nosotros trae una etiqueta como la de los peluches que diga en qué momento vamos a morir para poder estar seguros.
Por mucha buena vibra y pensamiento positivo, hay cosas que simplemente suceden sin pedirnos permiso.
Cuando no puedo cerrar un plan como el día de hoy me siento un tanto mal porque en verdad me angustia pensar que no les deja nada a su hijo y sus papás. Digo, el chico tiene apenas catorce años y todavía le faltan algunos años para que pueda ser autosuficiente, y qué decir de los papás ya mayores, tendrán que conformarse con la caridad de sus otros hijos para subsistir.
He sido testigo de la partida de un padre o una madre y aunque no hay nada que pueda reemplazar a una persona, siempre es una gran diferencia entregarle un cheque a una viuda y a un huérfano que simplemente ver a un padre rechazar una propuesta de seguro de vida porque cree que hay cosas más importantes que su familia.
Sí, un seguro de vida puede ser para acumular, pero el principal motivo de tener uno es por el amor hacia las personas que le dan razón a nuestras vidas: nuestros hijos, nuestra esposa o esposo y nuestros padres.
En fin, hay días así. Espero mañana poder llegar a otras personas para cuidar de ellas y sus familias.
En fin, después de hacer una propuesta, atractiva creo yo, para una madre soltera de cuarenta años que además ayuda económicamente a sus papás y sin protección alguna; se la presenté y la rechazó con el argumento de que sus deudas económicas eran más importantes que dejar protegidos a su hijo y a sus padres. Supongo que cada quien prioriza según la importancia que tengan las personas o las cosas. A pesar de que el costo anual era insignificante y verdaderamente comparable con una salida de fin de semana si se hacía el pago mensual, no pude persuadirla y hacerle ver la importancia de asegurarse en caso de que falleciera.
Me quedé parte del medio día pensando en su respuesta y solo llegué a otra pregunta: ¿Por qué hay personas que aseguran sus autos pero no sus personas?
Estoy seguro que tampoco el que fue mi vecino de la infancia pensaba que un día regresaría en una silla de ruedas, como le sucedió a sus veintipico años. Es cierto, nadie de nosotros queremos morirnos ni padecer enfermedades o incapacidades, pero ignorarlas no las evita. Son hechos fortuitos en caso de las enfermedades pero es un hecho en caso de la muerte. Desafortunadamente ninguno de nosotros trae una etiqueta como la de los peluches que diga en qué momento vamos a morir para poder estar seguros.
Por mucha buena vibra y pensamiento positivo, hay cosas que simplemente suceden sin pedirnos permiso.
Cuando no puedo cerrar un plan como el día de hoy me siento un tanto mal porque en verdad me angustia pensar que no les deja nada a su hijo y sus papás. Digo, el chico tiene apenas catorce años y todavía le faltan algunos años para que pueda ser autosuficiente, y qué decir de los papás ya mayores, tendrán que conformarse con la caridad de sus otros hijos para subsistir.
He sido testigo de la partida de un padre o una madre y aunque no hay nada que pueda reemplazar a una persona, siempre es una gran diferencia entregarle un cheque a una viuda y a un huérfano que simplemente ver a un padre rechazar una propuesta de seguro de vida porque cree que hay cosas más importantes que su familia.
Sí, un seguro de vida puede ser para acumular, pero el principal motivo de tener uno es por el amor hacia las personas que le dan razón a nuestras vidas: nuestros hijos, nuestra esposa o esposo y nuestros padres.
En fin, hay días así. Espero mañana poder llegar a otras personas para cuidar de ellas y sus familias.
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