Esta es una de las lecciones más importantes que he tenido en mi
formación académica que no tiene que ver precisamente con alguna asignatura, sino
con la forma en cómo se vive la vida.
La lección es clara: Cada día se tiene que hacer lo
necesario para estar preparados ante lo inminente.
Fue en primero de secundaria que desde los primeros días de
mi profesor de matemáticas nos dijo a la clase que era importante hacer todas
las tareas que nos asignaba cada día para estar preparados para presentar el
examen mensual, su analogía es la siguiente: “Hacer la tarea diaria es como tomarse un vaso de agua
diario, si un día antes del examen quieren estudiar todo lo que no estudiaron
cada día para presentar el examen es como si quisieran tomarse treinta vasos de
agua en un día porque no lo hicieron previamente cada día. No van a poder y van
a reprobar.”
En ese momento lo odié porque tuvo razón, no me tomé mi vaso
diario de agua y reprobé. Ahora comprendo lo importante de esa lección porque
no solamente me ayudó en secundaria y preparatoria si no poder graduarme de la
universidad que soñé desde que era pequeño.
Lo mismo sucede cuando hablo a las personas de ahorrar para
su retiro, pero ahora yo estoy en el papel del profesor porque tengo el
conocimiento y experiencia para saber lo que sucederá si no empiezan ya a hacer
algo para su futuro.
Normalmente la gente cree que a los sesenta seguirá
trabajando como si tuviera veinte o treinta años menos, la realidad que veo en
mi familia es que después de los sesenta no es posible cumplir tal mentira.
Simple y sencillamente no se tienen las fuerzas ni las ganas de trabajar para
proveer el sustento diario. Afortunadamente tienen resuelto el tema de una pensión
porque les aplica una ley diferente a la que la mayoría de las personas de
treinta y tres o menos nos rige. También tienen a su favor lo que muy pocos
conseguirán, ser dueños de su negocio o ser imprescindibles para su empleador.
¿Entonces qué se puede hacer? La realidad es que muchos serán
ancianos sin ingresos viviendo de la caridad de sus familiares, otros tantos
tendrán un ingreso tan mísero que necesitarán ayuda para completar las
consultas y medicamentos necesarios de la vejez, pocos serán autosuficientes y muchos
menos podrán incluso invitar a sus nietos a salir de paseo y vacaciones con
ellos. Si tienes suerte morirás antes de cumplir sesenta años para evitar las
implicaciones de la vejez.
Aquellos que quieran hacer algo hoy para lo inevitable de
mañana, lo que pueden hacer es un serio plan de ahorro/inversión para el
retiro.
Tampoco te autoengañes con aportaciones adicionales a tu
AFORE, no lo has hecho y muy probablemente no lo harás. Pero si eres de los que
sí quiere hacerlo, quizás te convendría tener un plan personal de retiro que te
permita obtener más por tu dinero del que te puede dar una AFORE.
Lo que necesitas es compromiso y alguien que te ayude a
tomar una decisión con base en tus posibilidades reales, conocer el
funcionamiento de un plan al inicio, durante su vida y especialmente al final
que es cuando más lo necesitarás.
Lo más importante de esto es que no podrás conseguir en diez
o quince años lo que no comenzaste en veinte o en treinta años porque el
tiempo, más que el dinero, es fundamental para conseguir lo que necesitas.
Llámanos, nosotros podemos y queremos ayudarte.
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